En nuestra misión nos mueve el deseo de transformar vidas, de abrir puertas hacia un futuro lleno de posibilidades para los niños y jóvenes con discapacidad a quienes sus papás no pudieron cuidar y hoy ese sueño sigue creciendo.
Con alegría recibimos en nuestra sede de Centro de Vida a 10 niños y jóvenes que desde ahora llamarán a este lugar su hogar. Llegaron desde Girardot, una ciudad con un clima y un entorno tan distinto al nuestro que, al verlos, pudimos percibir en sus rostros una combinación de curiosidad, asombro e incluso un poco de temor. Sin embargo, sabemos que con el tiempo este cálido hogar se convertirá en el refugio que necesitan para sentirse seguros, felices y amados.
Nuestra sede actualmente acoge a 46 niños, mientras que en la sede de Santa Rita de Cascia ya cuidamos de 50 pequeños más, ofreciéndoles no solo un techo, sino también una familia que los acompañe en su crecimiento, mientras reciben atención integral.
No ha sido un año fácil, los retos han sido grandes, pero lo son aún más nuestras ganas de dar lo mejor de nosotros. Cada área, cada persona involucrada, pone su corazón en la tarea de convertir cada rincón de nuestras sedes en espacios llenos de vida, alegría y amor.
Hoy reafirmamos nuestro compromiso: ser una luz para quienes han vivido en la oscuridad, un refugio donde puedan volver a sonreír, un hogar donde descubran que no están solos.