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La señora Estela Bernal, una madre cabeza de familia, nacida en Sopó Cundinamarca, quien con mucho sacrificio logró sacar adelante a 5 sus hijos, le tocó enfrentar una difícil situación al lado de su hija Erika, cuando Dylan su pequeño nieto, de mes y medio de nacido se enfermó debido a una infección. Un mal diagnóstico y el paso por diferentes centros hospitalarios hicieron que su salud se complicara, cayendo en un coma profundo, hasta que finalmente a través de la Defensoría del Pueblo le fue asignado un cupo en la Unidad Pediátrica del Instituto Roosevelt en la capital, donde se fue recuperando y vivió tres años de su vida.

Tres años difíciles, en donde Estela y Erika le entregaron todo el amor y el cariño que necesitaba Dylan para su recuperación, sin importar los gastos de transporte y el tiempo que gastaban trasladándose todos los días desde la población de Tocancipá donde residen hasta el Instituto. El trabajo de Erika y las difíciles condiciones económicas que afrontaba la familia no permitieron que la EPS autorizara el traslado del niño a su hogar. La señora Estela pidió a Dios un ángel que les ayudara a encontrar una salida y contactó a Uriel Pardo, Director de Seguridad y Relaciones del Parque Jaime Duque, quien las remitió  con la Fundación Proyecto Unión.

De ahí en adelante la vida les cambió, la EPS autorizó que a partir del 27 de diciembre Dylan y su familia llegaran a vivir a “Casa de los Ángeles,” una hermosa y enorme casa, rodeada  de naturaleza, en donde se brinda todo el  cariño  y el amor que necesitan los niños enfermos para su recuperación, ubicada en el municipio de Tocancipá. Este programa de la Fundación Proyecto Unión, atiende a familias que necesitan un hogar lejos de casa, mientras sus hijos reciben tratamiento médico.  La familia Bernal hoy se encuentra feliz y agradecida en su nuevo hogar, cerca de casa, “no tengo palabras para agradecer, un ángel se apareció en el camino y nos acogió,  la alegría y evolución de Dylan ha cambiado nuestra vida” afirmó Estela, una abuela ejemplar, que permanece 24 horas a su lado y quien nunca dejará de luchar por el bienestar de su familia.

Hoy Dylan salió por primera vez de su habitación, disfrutó del salón de musicoterapia y demostró su emoción con una alegre sonrisa que pocos le conocían. Sus sentimientos los expresa a través de sus ojos, los abre más grandes, cuando las hojas de los árboles que dan a su ventana se mueven, cuando ve el colorido de las paredes que adornan la casa, cuando escucha los sonidos de música, cuando pasa el jardinero, en el momento que llegan sus enfermeros y terapista de la EPS que se encargan de  cuidarlo. Además, el contacto diario con toda la familia Proyecto Unión ha sido fundamental para su recuperación. Gracias a Dylan y a su familia la fundación puede cumplir la misión de devolver la esperanza a quienes creían haberla perdido.