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Hay prácticas que van más allá de lo académico, experiencias que dejan huella tanto en quienes las viven como en quienes las reciben. Así fue como el segundo grupo de rotación de fisioterapia de la Universidad Manuela Beltrán transformó su paso por nuestra sede en algo único y profundamente significativo.

Nueve estudiantes, guiados por su docente Vanessa Ibarra y acompañados por Lilián Beltrán, fisioterapeuta de la sede, llegaban cada tarde con una misión que trascendía el simple cumplimiento de un deber profesional. Para muchos, esta rotación fue un periodo de aprendizaje enriquecedor, no solo adquirieron conocimientos sobre nuevos diagnósticos, sino que también fueron testigos de cómo los niños expresan sus emociones y su resiliencia. Desde el trabajo con el programa “Vida” en terapia externa hasta la atención directa en el hogar, cada terapeuta hizo suyo el desafío de atender a cada niño según su diagnóstico y necesidades.

Las actividades realizadas fueron muy variadas: patrones fundamentales, conciencia corporal, musicoterapia y mucho más; todo esto acompañado de fichas técnicas que recopilaban el esfuerzo y los resultados de cada jornada. Finalmente, los estudiantes entregaron unas barras paralelas para fisioterapia, un recurso que será de gran ayuda para mejorar la marcha y la calidad de vida de personas con dificultades de movilidad.

Pero no todo quedó en los salones y terapias, hubo momentos de alegría compartida en las celebraciones de cumpleaños, Halloween y finalmente la salida con 10 niños al Parque Jaime Duque, donde visitaron el Bioparque Wakatá y se maravillaron con hipopótamos, leones y otras especies.

Nos sentimos profundamente agradecidos por el compromiso, el carisma y el profesionalismo demostrado por este grupo, que incluso fue más allá de su deber. Desde nuestra organización, sólo podemos decir: Gracias, por haber llenado este hogar de sonrisas, esfuerzo y humanidad, que nunca olviden que como profesionales, llevan en sus manos y corazones el poder de cambiar vidas. Y recuerden siempre lo que les dijimos al finalizar esta etapa: “Que no se les olvide el camino», porque aquí en este hogar, nuestras puertas siempre estarán abiertas para ustedes.