Nunca es demasiado tarde para cumplir los sueños y aunque su vida parecía resuelta, Esperanza Mejía, una profesional de danzas y teatro, de 68 años, pensionada y quien fue docente por muchos años en la Universidad Antonio Nariño y la U. Distrital llegó como practicante de enfermería al Hogar Santa Rita de Cascia.
Esperanza siempre tuvo clara su vocación de servicio y de joven se presentó en tres oportunidades a estudiar enfermería, pero no lo logró. La vida, la llevó a la docencia sin embargo durante su etapa de jubilación, las circunstancias de la pandemia le afectaron el sueño y los especialistas le recomendaron ocuparse durante el día en algo que la motivara, así que ella decidió presentarse por cuarta vez a estudiar enfermería en Campo Alto, donde actualmente cursa su cuarto semestre.
Ella se siente muy feliz de poder compartir sus conocimientos y atender a los niños del hogar, su futuro lo tiene claro, desea especializarse en temas de vacunación y aportar su vocación a la infancia de nuestro país. Esperanza es un todo un ejemplo de vida, que nos enseña que nunca es tarde para cumplir esos sueños que logran transformar vidas.