Constantemente la vida nos sorprende mostrándonos el camino que tenemos que recorrer y la huella que dejamos en el mundo, aún cuando no ha sido nuestra intención y por supuesto en algunas oportunidades somos una ficha muy importante en este gran juego llamado vida.
Es así como hemos percibido la vida de Juan Andrés Luengas Lugo, un niño de 2 años fruto del amor de sus padres María Camila Lugo y Martin Luengas, quienes conocieron el verdadero sentido del amor a través de su pequeño y a quienes la vida sorprendió con un acontecimiento doloroso que se convertiría más adelante en un proceso de fe y esperanza. Juan Andrés se fue al cielo dejando corazones tristes que durante el proceso de duelo fueron tomando fuerzas a través de personas y mensajes que convertirían ese dolor en un motivo para honrar la corta de vida de este ángel que los guía cada día desde su nuevo hogar, en el cielo.
Es inevitable describir el dolor de una madre al perder a su hijo, pero la fuerza que María Camila tiene es de admirar, aún en medio de la tristeza quiso llevar la historia de Juan Andrés a muchos hogares a través del proyecto “Mi Ángel” que consistió en una edición especial de velas con un valor de $60.000 en el que el total de lo recaudado con esta venta sería destinado al Hogar Santa Rita de Cascia, la casa de 62 niños con enfermedades de difícil manejo a quienes sus padres no han podido cuidar por diferentes motivos, en este hogar un gran equipo de trabajo se levanta cada día a devolver la esperanza de estos pequeños.
El pasado 1 de agosto la historia y la luz de Juan Andrés llegó a muchos hogares que quisieron vincularse a este lindo proyecto con este propósito tan especial, mediante un ritual de luz, la participación de diferentes artistas y por supuesto la unión de muchas familias que además honraron la vida de muchos seres queridos, así como la del pequeño Juan Andrés.
Este proyecto con un propósito tocó muchos hogares y personas que se han convertido en multiplicadores de fe, amor y valentía; la luz de Juan Andrés seguirá iluminando la vida de sus padres, a quienes recibimos con los brazos abiertos y expresamos nuestra gratitud por ser un instrumento de esperanza y solidaridad.
Juan Andrés ha dejado un legado para nuestros niños, pero sobre todo una enseñanza, mostrándonos que debemos dejar una huella en el mundo y que sin importar la edad debemos vivir LA VIDA CON UN PROPÓSITO.